Anochecía... nos acercabamos al Castillo de San Sebastián.... el paseo hasta llegar a él mientras caía la noche sobre las playas de Cádiz ya era una escena para el recuerdo..., pero aún había más...
bajo el faro un escenario.... un lugar único y diferente donde los haya.
Con puntualidad británica se plantaba Bunbury sobre el escenario montado especialmente para la ocasión, vestido con un llamativo traje rojo, con una calavera a sus espaldas. El entorno, una fortaleza al final de una lengua de tierra que se adentra en el mar unos 500 metros, rodeados de agua por todas partes, y con la brisa fresca acompañando; comenzó un concierto generoso (dos horas y cuarto de espectáculo) de uno de nuestros cantantes más polifacéticos, camaleónicos y geniales del panorama Español.
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"Para un hombre de mundo, es muy exótico tocar en casa"... y en casa se sintió en todo momento. Aunque zaragozano de nacimiento, su larga etapa vivida en El Puerto de Santa María, hacen que el público gaditano lo considere como uno de sus hijos adoptivos predilectos.
El concierto, dentro de su Gira "Licenciado Cantinas", era el único que se celebraba en Andalucía, y motivó que acudieran miles de espectadores de todos los rincones de nuestra geografía.
Comenzó con "El mar, el cielo y tú", desgranando las canciones de su último disco e intercalando canciones clásicas de su repertorio en solitario. "El extranjero" levantó por primera vez al público que coreaba su estribillo a solas, sin ayuda del cantante; Llegados a este punto, Bunbury toma la guitarra para hacer Rock and Roll en su estado puro junto a una banda de virtuosos llamados "Los Santos Inocentes" (gran clásico literario, por cierto): "No me llames cariño", "Sácame de aquí", "Que tengas suertecita", "El día de mi suerte" y "Lady Blue" encadenan los momentos más brillantes y rockeros con solos de guitarra que rasgan el cielo gaditano y levantan el ánimo de miles de gargantas, ya entonces entregadas al artista, al que no paran de jalear entre canción y canción: "¡Enriiiiiqueee, Enriiiiiqueee!".
Sus movimientos, escorzos, gestos...lo hacen un personaje raro para unos, único para muchos. Su voz, en plenísima forma...está sin duda en el momento más dulce de su carrera.
Despedida con dos bises, su "Apuesta por el Rock and Roll", y un mensaje en su último bis que levantó las risas del respetable: "Una más...y no jodemos más"...y no fue una más...fueron dos, concluyendo (cómo no) con "Y al final".
En resúmen, concierto memorable por el entorno, el artista, y el hecho de que Bunbury..."nuestro" vecino Enrique....volvía a casa para deleitarnos con un concierto como él: genial.
Ahora Enrique se nos va de gira a las Américas...concretamente a México....
¡¡¡Que tengas suertecita, Enrique!!!
